1. COYANÇA

Hola a todos y bienvenidos a mi blog. Mi nombre es Isabel (pero prefiero que me llamen Isa), tengo 24 años y soy historiadora del arte. En este post os contaré cómo llegué a elegir esta carrera, lo cuál como veréis a continuación no fue cosa de un día. No sé si todos teníais claro a lo que os queríais dedicar desde pequeños, pero para mí fue una verdadera odisea. 

Empezaré esta breve historia vital hablando de mis orígenes. Toda mi familia es de Valladolid, menos yo que soy leonesa, concretamente coyantina, es decir, de Valencia de don Juan. A muchos de vosotros os sonará por las piscinas, pero no sería una buena historiadora del arte sin comentaros que lo más valioso que tenemos es el precioso castillo gótico que podéis ver en esta foto, el cual os animo a visitar porque os aseguro que no os arrepentiréis.

Desde que era pequeña me habían interesado todas las ramas del saber porque me encantaba aprender cosas nuevas. Por tanto, cuando llegué a 4º de la ESO tuve muchas dudas, especialmente decidiendo si quería seguir por ciencias de la salud o letras puras. 

De esta indecisión y de otras muchas que me surgen día a día, nace el nombre de mi blog.

Un juego de palabras que une la duda con mi nombre y que siempre uso a modo de ocurrencia, aunque a la mayoría de personas no le suele hacer gracia, pero bueno, ¡no me rindo!

Me llamaba mucho la atención el mundo de la salud, tanto física como mental, ya que quise ser enfermera y psicóloga. Pero por otro lado me encantaba el mundo de las letras, me apasionaba la historia, el arte, la música, la danza y, sobre todo, quería aprender latín y griego. No sabría deciros por qué, pero fue lo que me llevó a escoger la rama de letras. 

Durante bachillerato tenía claro que quería estudiar filología clásica, aunque también se me pasó por la cabeza criminología, pero ¿quién no ha pensado alguna vez en ser criminólogo? Sin embargo, mi sueño de seguir disfrutando del latín y del griego se vio truncado por mi profesor de dichas asignaturas, quien me insistió durante meses en que no estudiase esa carrera porque "no tenía salidas". En ese momento me desmotivé bastante y ya no quería hacer una carrera universitaria, sino que quería estudiar un curso de fotografía para poder dedicarme a ello, ya que era otra de mis pasiones.

En 2º de Bachillerato nuestro profesor de filosofía y psicología nos preguntó qué queríamos estudiar, pero no estaba de acuerdo con mi decisión. Se empeñó, junto con otros profesores, en que yo tenía que ir a la universidad "porque tenía muy buenas notas y era buena alumna" y sugirió en repetidas ocasiones que si no hacía la prematrícula me suspendería en sus dos asignaturas y tendría que repetir ese curso. Yo en aquel entonces era una persona muy inocente y no me gustaba mucho discutir, y menos aún llevar la contraria a los profesores, así que tras negarme durante unas semanas decidí preinscribirme en la carrera de historia del arte, ya que además de arquitectura, pintura y escultura, se estudiaba fotografía, música, artes escénicas y cine, entre otras muchas cosas.

Y así fue como acabé siendo Historiadora del Arte. Seguramente os preguntéis por qué os he soltado toda esta chapa. Pues bien, con esto quería llegar a una reflexión, y es que creo que es importante enseñar a los alumnos que todas las opciones que tienen son válidas, que no es necesario que todo el mundo estudie una carrera universitaria, aunque saquen muy buenas notas, y mostrarles que hay más salidas. Yo sé que mis profesores me aconsejaron todo lo que os he contado con toda la buena intención del mundo y que de verdad pensaban que era lo mejor para mí y para mi futuro, pero me hubiera gustado que me lo expusiesen como opción y no como "obligación". También me gustaría terminar este post remarcando la importancia de los orientadores, ya que yo no recuerdo ni siquiera ver una vez a la orientadora o al orientador de mi instituto. De hecho cuando estaba en el instituto no sabía que existía la figura del orientador. 

En resumen, creo que es importante no invalidar el camino que quieren tomar los alumnos y que nosotros como futuros docentes seamos capaces de guiarlos y orientarlos, dejando que decidan por sí mismos lo que quieren para su futuro.